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Arqueología y vanguardia en la escultura de Stefan von Reiswitz Escultura. Stefan von Reiswitz. Galería Nova. Málaga. Paseo de Sancha, 6. Hasta el 2 de marzo de 2005.
Los dos rasgos más
distintivos de la escultura de Stefan von Reiswitz (Munich, 1931), una actividad
a la que ha venido dedicándose de manera
Eso es lo que ocurre en una de las piezas más representativas de la muestra y de las más recientes en la producción de Stefan, Cerdo volador, donde, junto a la hilaridad y sorpresa que provocan en el espectador el que en el rechoncho y regordete cuerpo de este animal de rostro ingenuo y cándido hayan brotado unas alas que parecen permitirle remontar el vuelo, o al menos intentarlo, advertimos también otra de las características más persistentes de las esculturas de este autor: la integración en la pieza definitiva de todo tipo de cacharros, objetos encontrados y utensilios, que terminan formando parte consustancial de la obra final, bien sea moldeando el cuerpo de un animal o de una persona, bien sea como protuberancia o añadido peculiarísimo, bien sea como una simple extremidad. De ahí que las patas de una mesa sirvan como patas de un buey, o una orza de barro como parte del cuerpo de un cerdo, o varios cartones de los que se usan para transportar huevos como púas de un fantástico unicornio. Otro aspecto sorprendente es la variedad temática y la ingente capacidad productiva e inventiva de Stefan, aunque, en lo que a la segunda circunstancia se refiere, no resulta ajena la proximidad geográfica, el buen hacer y la profesionalidad de la fundición Quesada de Antequera, cuyos responsables saben interpretar con gran fidelidad los deseos del autor, especialmente en las delicadas y distintas pátinas que deben ofrecer las diferentes piezas. Aquella variedad ha permitido hablar de generosa fauna humana y animal, realizada en todos los tamaños y con las más disparatadas formas, un bestiario que también habla de la cercanía estética de Stefan por la Edad Media románica, la que esculpe los fantásticos capiteles de los claustros, o los relieves de la fachada del Duomo de Módena, hechos por Wiligelmo, o las extraordinarias puertas de San Zenón de Verona.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 11 de febrero de 2005
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