El arte como posibilidad y estímulo de la vida

Pintura, escultura, vídeo e instalación. Santiago Picatoste. Chlorophyll.

Galería Isabel Hurley. Málaga. Paseo de Reding, 39. Hasta el 9 de enero de 2010.

 

 

 

Bajo la propuesta de Santiago Picatoste (Palma de Mallorca, 1971) late uno de los pensamientos más abismales de Nietzsche, el arte como lo que posibilita y estimula la vida, una idea que ya encontramos en El nacimiento de la tragedia. El arte transforma el espanto y la náusea de la existencia en un estimulante para seguir viviendo, como Santiago Picatoste. RED CHLOROPHYLL. 2009. Mixta esmalte sintético y metacrilato ensamblado sobre loneta. 180 x 162 cmcomprendieron los griegos. Pero, al mismo tiempo, esta idea lleva aparejada otra fundamental de la que no puede desprenderse: el arte nos salva del engaño y de la apariencia de la existencia; el arte como afirmador de la vida. Sólo él nos hace soportable la vida. Santiago Picatoste se mueve en el territorio de la subjetividad y de la crítica de la cultura. Pero su subjetividad no es puro irracionalismo romántico, sino un modo de entender el mundo desde su propia experiencia personal. La crítica de la cultura se convierte en él más bien en crítica del dominio del hombre sobre la naturaleza, una vez constatada la imposibilidad de un equilibrio.

Chlorophyll es una segunda formulación de la relación del hombre con la Naturaleza, tal como la ve Picatoste. La primera formulación reciente fue Petrol, donde las formas naturales pugnan por sobrevivir pero acaban fosilizadas, convertidas en masas oscuras y agujereadas sobreimpresas a un paisaje de desolación y de muerte. Estas formas flotantes, residuos de la acumulación de la contaminación, a veces se congelan en esculturas esmaltadas de acero cortén, como flores vacías. En Chlorophyll el procedimiento técnico es aparentemente similar. Sin embargo, se han producido sutiles cambios. En primer lugar está la acentuación de las capas superpuestas, a modo de estratos arqueológicos que resulta inexcusable descifrar en el palimpsesto de la ciudad contemporánea. El nivel más exterior está recorrido por gruesas líneas de graffitis, vinculación directa con una interpretación de la ciudad que se distancia de las contradicciones de un tejido urbano roto. Tanto la espesura matérica del esmalte sintético como los chorreados de pintura, ponen morfológicamente estas obras en relación con el Expresionismo Abstracto, siendo en algunas de ellas realizadas sobre un soporte de loneta muy perceptible la admiración por autores como Clyfford Still. Éste pintaba campos de color corroídos por verticales rasgadas con forma de llamas, lo que no le impedía organizar muy racionalmente sus composiciones. Algo muy parecido hace Picatoste, pero, además del lenguaje personal de sus formas inorgánicas y abstractas, está el recurso al metacrilato adherido a la loneta, incidiendo en la idea de ilusión pictórica, un recurso barroco que, no obstante, usa con prudencia.

Pero lo que hace de Picatoste un artista con vocación integradora es la conversión de la sala de exposiciones en un environment, en un ambiente que introduce al espectador en una auténtica dimensión tridimensional metafórica de la realidad exterior. El patio interior de la galería, abierto al cielo, está ahora ocupado con una escultura que dialoga con los cuadros, siendo el verdadero nexo de unión las formas vegetales, las salpicaduras y las manchas de espray que inundan las paredes blancas de la sala, pinturas que podrían entenderse como prolongación artificial de las lonetas colgadas en la pared, pero que también deberían ser vistas como un puente tendido a evitar una completa fractura entre el sujeto individual y el mundo, un mundo que, por imposible que parezca, hay que intentar reconstruir.

 

 

 

 

© Enrique Castaños

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 2 de enero de 2010