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La imposibilidad de la representación
Pintura, escultura y dibujo. Pablo Picasso. Musas y modelos. Museo Picasso Málaga. C/ San Agustín, 8. Hasta el 28 de febrero de 2007.
Procedentes de la
excelente colección que perteneció a la última compañera de Picasso, Jacqueline
Roque, las piezas que conforman esta magnífica exposición tratan de dar cuenta
de la extraordinaria importancia que en la carrera del artista, y por supuesto
en su
La muestra reúne un mínimo de ocho o diez piezas absolutamente memorables, que bastarían por sí solas para una detenida y placentera visita. Entre todas, quizá, el maravilloso Retrato de Jacqueline en una mecedora con pañuelo negro, un cuadro del que se puede extraer un sabroso jugo si se le compara con la fotografía de Edward Quinn en la que se ve al propio Picasso sentado y a Jacqueline detrás, abrazándolo, vestida con ese mismo atuendo, contemplando el mismo cuadro, ya terminado, en La Californie. Y, una vez más, se acuerda uno del Retrato de Gertrude Stein, es decir, del hecho decisivo de que Picasso no pintaba a sus modelos del natural, sino que las pintaba de memoria. Puro concepto. Delicioso ese otro en el que Jacqueline está sentada con las piernas entrecruzadas encima de una mecedora, en el que asombra su increíble libertad, ejemplificada en que sólo ha representado cuatro dedos en cada pie, pero eso no importa en absoluto, al revés, se nos muestra como algo perfectamente natural. Pero si se quiere comprobar la inagotable capacidad de Picasso para, con los mínimos elementos, conseguir un máximo de expresión, para aprovechar cualquier objeto encontrado o abandonado, repárese en el encantador Retrato de Jacqueline en el que pega a modo de vestido un trozo recortado de papel de regalo y coloca el mismo lazo dorado auténtico en el escote de la modelo. Imposible más sentido plástico de la forma. Señora Z, un retrato enigmático de Jacqueline como una esfinge dominado por las líneas y los contornos, y la exquisitamente modelada cabeza en bronce de Dora Maar, son otras dos piezas maestras. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 8 de diciembre de 2006
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