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Influencias recíprocas Escultura y grabado. Perry Oliver. Resonancias. Taller Gravura. Málaga. Pasaje Ntra. Sra. de los Dolores de San Juan, 3. Hasta el 30 de noviembre de 2008. La virtud que tiene esta pequeña muestra es que nos desvela con meridiana claridad uno de los aspectos más relevantes y persistentes del silencioso pero riguroso trabajo de Perry Oliver (Filadelfia, Pensilvania, 1941) durante los últimos años: la influencia recíproca de su actividad gráfica y escultórica, esto es, los ecos mutuos, el diálogo enriquecedor entre ambas, un fenómeno relativamente reciente, pues si bien es verdad que hace un lustro podíamos advertir una preponderancia de la obra gráfica, entre otras razones debido a la mayor experiencia en ese medio, a la constante dedicación, ahora, no es que se hayan invertido los papeles, pero sí es cierto que la escultura ha pasado a ocupar un lugar esencial en la investigación formal de Oliver, llegando incluso a derramar su beneficiosa sombra sobre la obra gráfica del autor. Perry Oliver es, en el mejor sentido de la expresión, un formalista. En el fondo de su discurso late el pensamiento teórico del gran escultor alemán, no suficientemente valorado, Adolf von Hildebrand. En su conocido ensayo de 1893, El problema de la forma en la obra de arte, el escultor de Marburgo nos dice que el artista desarrolla su capacidad visual-representativa espontáneamente, que la técnica debe subordinarse a la expresión de la forma y que la esencia de las leyes de la forma radica en la relación del espectador con la obra y con la naturaleza. La percepción artística de la realidad sólo es posible a través de las formas. El arte es la imagen de la naturaleza pura, la obra de arte es básicamente imaginada y completamente autónoma. La pureza de líneas que encontramos en las obras escultóricas de Oliver certifica ampliamente lo que afirma Hildebrand. La escultura de Oliver, de extraordinaria potencia plástica, es de naturaleza abstracta, en cuanto que sólo se elabora en la mente del artista, es decir, tiene un carácter representativo. Este carácter lo vincula Oliver con la capacidad sensible del sujeto. Su máxima preocupación es la que ya había anunciado Hildebrand: tratar de suprimir «el abismo entre la representación de la forma y la impresión óptica», configurando la unidad entre ambas. *********************************
RECIPROCAL INFLUENCES The virtue of this small selection of work is that it unveils with meridian clarity one of the most relevant and persistent aspects of the silent yet rigorous work during recent years of Perry Oliver (Philadelphia, Pennsylvania, 1941) : the reciprocal influence of his activity in graphics and sculpture, that is, the mutual echoes, the enriching dialogue between both, a relatively recent phenomenon given that, in fact, only five years ago we were able to observe the dominance of the graphic work; now it is not that the roles have been reversed, but instead sculpture has definitely assumed an essential place in the formal investigation of Oliver. He is, in the best sense of the term, a formalist. In the foundation of his discourse pulsates the theoretical ideas of the great German sculptor, not sufficiently recognised, Adolf von Hildebrand. In his well known essay of 1883, The problem of the form in the work of art, the sculptor of Marburg tells us that the artist develops his visual-representative capacity spontaneously, that technique should give priority to the expression of form, and that the essence of the laws of form is based in the relationship of the viewer to the work and with the natural world. The purity of line that we find in the sculptural work of Oliver fully endorses what Hildebrand affirms. The sculpture of Oliver, with its extraordinary plastic force, is by nature abstract; to the extent that it is evolved only in the mind of the artist, that is to say, it has a representational character. His greatest concern is the intention to surpress «the abyss between the representation of the form and the optical impression».
© Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 21 de noviembre de 2008
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