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Un creador elusivo Instalación y fotografía. Carlos Miranda. Centro Cultural Provincial. Málaga. C/ Ollerías, s/n. Hasta el 3 de marzo de 2006.
Valiéndose del
viejo recurso literario del heterónimo, Carlos Miranda (Málaga, 1971) viene
construyendo su discurso artístico sobre tres individualidades interconectadas,
intercambiables e imposibles de distinguir de las que la única no perteneciente
al reino de la
Además de idear una obra que está en proceso constante de elaboración, una obra que se oculta y no nos ofrece significados claros de su propósito, Carlos Miranda, como ha sabido precisar Luis Puelles, orienta su trabajo hacia la elaboración de la duración narrativa, construyendo proyectos intrigantes que podrían remitirnos a la pintura de Magritte. Anonymous, un personaje que con el paso del tiempo ha ido adquiriendo los rasgos fisiognómicos de un filósofo o de un científico árabe de los siglos XII o XIII, piensa conceptualmente las piezas y las elabora desde el punto de vista teórico, siendo su principal característica el apartamiento, el aislamiento. Anonymous no es más que una figura de la subjetividad moderna que logra emanciparse e independizarse a partir de la poética del Romanticismo. Anonymous podría identificarse con Des Esseintes, el solitario neurótico de Huysmans recluido en su mansión espectral en el corazón de la gran ciudad, con las cortinas permanentemente echadas para no ver la belleza decadente que cuelga de las paredes de su mansión, una belleza hija directa de Gustave Moreau y de Odilon Redon. Polaroid Star, una mujer, traduce a Anonymous y nos mantiene en la incomprensión, haciendo de intermediaria entre el creador oculto y Carlos Miranda. Polaroid Star inventa signos que son como sombras pálidas de ese invisible sumergido en la desaparición que es Anonymous. Carlos Miranda, por su parte, nos hace creer en lo inexistente. Sin embargo, el discurso se concreta en piezas interpretables. Como las fotografías de parcelas y casas abandonadas y semiderruidas de nuestras metrópolis postindustriales que en esta ocasión nos presenta en Málaga y que ya fueron vistas en Granada hace un año. Estamos ante un modo de deconstrucción que subvierte la realidad, una mirada desencantada hacia las múltiples formas de especulación urbana que remite de manera alegórica y simulada, confundiendo deliberadamente los géneros artísticos, a la pintura realista decimonónica, que se erige ahora en denunciante de la ciudad que ha sido borrada y nos ha sido robada. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 24 de febrero de 2006
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