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La pasión contenida de Marta Maldonado Pintura. Marta Maldonado. Galería Nova. Málaga. Paseo de Sancha, 6. Hasta el 25 de mayo de 2005. La segunda exposición individual en su ciudad natal de Marta Maldonado (Málaga, 1967) certifica la consolidación de un estilo que se caracteriza por el carácter abierto de sus composiciones y la amplitud de la noción espacial, la meditada configuración de los objetos en un centro en el que parpadean simultáneamente fuerzas centrípetas y centrífugas, la modulación contenida de la gama cromática y el fecundo diálogo entre el pigmento y el collage. Realizadas con óleo, acrílico y papel sobre lienzo, sus obras constituyen un delicado y sutilísimo ejercicio de representación en una superficie plana de su visión de las cosas, unas cosas que se nos muestran en un ambiente íntimo y cotidiano, atravesadas por destellos luminosos que las hacen aparecer ante el espectador, silenciosas y emotivas al mismo tiempo, sencillas y humildes para servir a unos intereses que se identifican con la pintura pura. Los trozos de papel de periódico y de papel seda otorgan una textura singular a unos lienzos que podríamos definir como sinfonías de color en armonía con los objetos. Toda una miríada de manchas, unas veces densas y otras fluidas, se desparraman en direcciones aparentemente opuestas, pero siempre terminan por subordinarse a la unidad del conjunto, con esa masa identificable ocupando las zonas centrales y los ángulos libres y soñadores, por donde se escapa el exceso de felicidad. Porque estos cuadros, en los que vemos desde un monumental piano de cola con sus teclas golpeadas por una mano invisible que inundan de sonoridad el ambiente, hasta una mesa que puede ser una cualquiera del estudio de la artista, con los botes y tarros de pinturas, o bien una naturaleza muerta dispuesta para la ocasión, estos cuadros, decimos, revelan una concordia con los quehaceres cotidianos, una simbiosis con la luz y la existencia de las cosas, dispuestas a que nosotros nos fijemos en ellas. Plena de recursos contenidos, esta pintura parece desvelar a través de sucesivas capas la realidad física de las cosas que nos rodean, fundidas indisolublemente con una atmósfera de refulgente luz y de colores pálidos pero vigorosos, como si se disolviesen y desvaneciesen suavemente, pero fueran todavía capaces de conservarnos su gratificadora presencia.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 6 de mayo de 2005
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