Contra la fugacidad del tiempo

Ensamblajes. Pedro Linde.

Casa Fuerte de Bezmiliana. Rincón de la Victoria (Málaga). Hasta el 12 de febrero de 2006.

 

Las esculto-pinturas y ensamblajes de Pedro Linde (Jaén, 1965), de una geometría elemental, pureza de líneas y economía de medios, describen un estado espiritual interior, plácido y sereno, y la relación del artista con la naturaleza, con el mundo exterior. Hay algo de Obra de Pedro Linde perteneciente a la serie "La piedra y el lugar". 2005-2006.neoplatonismo plotínico en estas desnudas composiciones, pues en ellas parece transmitirse la idea de que la belleza es la manifestación de una idea interna. Diseños que son también estructuras arquitectónicas, reflexiones sobre lo vacío y lo lleno, sobre lo saliente y lo profundo, sobre la interpenetración de espacios, sobre la luz blanca y la débil sombra proyectada. A Pedro Linde le interesa el blanco como una forma de potenciar la soledad de los signos, como un modo de construir un espacio plástico de extraordinaria depuración formal, silencio y recogimiento. El artista de debate aquí contra la fugacidad del tiempo, contra lo efímero de las apariencias, contra el mundo de lo fragmentario. Ansía la unidad, la vinculación entre el cielo y la tierra, el encuentro del yo interior, que no es otro que el quedo susurro del alma.

Por eso aparece en su obra un elemento de calidad según casi todas las tradiciones: la piedra. Entre el alma y la piedra existe una relación estrecha. La piedra bruta, que es la que usa Linde, desciende del cielo, es símbolo de libertad. Esta piedra es considerada andrógina por el mundo simbólico, y sabido es que la androginia constituye la perfección del estado primordial. La piedra, por último, como símbolo de la tierra madre. En una de las más bellas composiciones, La piedra y el lugar, la piedra tiene forma ovalada y queda encerrada en un rectángulo en la zona inferior del cuadro. Encima un pequeño cuadrado celeste. Sutiles correspondencias de color y de forma. Otras dos piezas muy logradas son Oráculo y Ventana interior, la primera con referencias al mar, a la piedra como objeto silencioso que simboliza un camino de perfeccionamiento, la segunda de una poética plasticidad, con cultísimas referencias a Notre Dame de Ronchamp de Le Corbusier. La obra de Pedro Linde, en síntesis, es un despojamiento, una presencia casi intangible de la esencia de las formas.

 

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 3 de febrero de 2006