La multiplicidad del ser

La obra de Joaquín Ivars atiende a la complejidad de lo real y socava la unívoca cosmovisión del Poder

Instalación y escultura. Joaquín Ivars.

Museo Municipal. Málaga. Paseo de Reding, 1. Hasta el 26 de noviembre de 2000.

Conforme ha ido avanzando este decenio, la obra de Joaquín Ivars (Málaga, 1960) también ha ido ahondando progresivamente en ciertos conceptos y estrategias decisivos en la configuración de un lenguaje inconfundible entre los artistas de su generación: la reivindicación de la vida asimétrica como una de las manifestaciones de la disidencia, captar el fluir de la existencia entendiéndolo como un ritmo intermitente y discontinuo, la noción de decimalidad aplicada al ser humano en cuanto ser intrínsecamente incompleto e insatisfecho, lo que le lleva a emprender fatigosas búsquedas y trazar Joaquín Ivars. " Te sangrarán los pies", 2000. Escultura y luz reflejada. innumerables proyectos, el desigual combate contra la ceguera que embota los sentidos y desorienta a la razón, el rechazo de lo unívoco y de los sistemas cerrados de pensamiento para dar una explicación satisfactoria del cosmos, la noción de límite como un territorio borroso e indeterminado, que más que dársenos hecho es algo que se piensa, se vive, se construye, se recorre a veces sin brújula y se pliega uno en él, la infinita complejidad de lo real y la estulticia y esterilidad de la hiperespecialización para analizarlo y desentrañarlo (recuérdese a este propósito la reflexión de Edgar Morin citada recurrentemente por Ivars: mientras la vida cotidiana genera cretinos vulgares, la universidad, con su hiperespecialización, genera cretinos de alto nivel), la consideración del arte como modo de conocimiento, como una metaherramienta que nos permite más que cualquier otra intentar desvelar los secretos del mundo, la recuperación, en fin, de la intuición como método valioso en la inacabable tarea del artista. Hasta ahora Ivars habíase servido en su exploración de una herramienta dúctil y porosa, extraordinariamente apta para hacer catas y llevar a cabo incursiones multidireccionales por la escarpada orografía y los procelosos mares que conducen a nuestra condición y permiten otear nuestra esquizoide identidad: el segmento, la línea discontinua. La novedad de estos últimos trabajos, agrupados bajo el epígrafe de Material de paso (0,0015), es que su autor prescinde por primera vez de aquella herramienta, sustituyéndola principalmente por dos materiales de polisémico significado: el espejo y la luz, materiales de paso como lo es también la vida.

Crueles y seductoras al mismo tiempo, estas piezas reflexionan acerca de la intermitente ceguera en que se extravía la razón, nuestra indigencia, nuestra fragmentación y radical condición de seres frágiles e incompletos, condenados, sin embargo, a buscar la inalcanzable identidad a través de viajes iniciáticos no exentos de sufrimiento (Te sangrarán los pies y Puntos de vista, palos de ciego). También lo hacen sobre la necesidad de abrir el mundo cerrado y hermético del arte (Scherezade), así como sobre la indiferencia ante el dolor del mundo (Yo también te quiero) y la monótona y unívoca secuencialidad de la cosmovisión del Poder (Eppur si muove). Esta última, inspirada en su título en las palabras pronunciadas en voz baja por Galileo al abandonar el estrado del tribunal que lo obligó a retractarse, resume muy bien el íntimo convencimiento de Ivars en la necesidad de seguir indagando y en la fecundidad de su método de trabajo.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 11 de noviembre de 2000