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Contra la indiferencia ante las imágenes Pintura. Chema Cobo. Out of frame. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 24 de enero de 2010.
Chema Cobo (Tarifa, 1952) vuelve en esta exposición a reflexionar sobre una de sus preocupaciones esenciales, a saber, la correcta lectura de las imágenes, cuestión que en cierto modo también atañe al intento de descifrar qué hay de verdad y qué hay de ilusión en la pintura, esto es, dónde se sitúan los límites entre la realidad y la ficción. La pintura la concibe Chema Cobo como una manera de acercarse a lo real, a la vida y al mundo, un modo de intentar comprenderlo y arrancarle sus secretos, que no es más que comprenderse a sí mismo. Él mismo afirma que su carácter juguetón le ha conducido a la pintura, como podría haberlo hecho, si hubiese dispuesto de más medios cuando comenzó, al cine. Pero aquí el término «juego» hay que entenderlo en un sentido postmetafísico, incluso nietzscheano, como la búsqueda de una justificación a la existencia. Dice también Cobo que uno de los problemas del arte actual es el de su excesiva locuacidad. De hecho, él opta aquí por la contención y la mesura, empezando por la gama de color, de un tono gris verdoso muy suave y con unos blancos que le dan a la superficie mate un aspecto de neblina o de flou, desenfocado. Al desenfocar los objetos, al no presentar nítidamente sus formas, los está situando en un espacio deliberadamente ambiguo, ambivalente, fronterizo, limítrofe, queriendo decirnos con ello que participan tanto de la visión subjetiva como de la pretendidamente objetiva. Resulta difícil no acordarse de los cuadros de una determinada etapa de la producción de Gerhard Richter al ver estos lienzos de Chema Cobo, pero hay una diferencia fundamental, y es que mientras el alemán tiene voluntad de estilo, en cuanto que pretende obtener una sensación hiperrealista, Cobo no desea acercarse a ningún estilo, sólo captar las ambigüedades de lo real. Junto a estas se halla también la noción de fragmento, porque los cuadros de Cobo no son más que porciones de una realidad troceada, tremendamente fragmentada. En algunos casos, el desenfoque y la fragmentación hacen virtualmente imposible reconocer el objeto, metáfora quizás de la imposibilidad de conocimiento de la realidad. En L’arrière du miroir, en cambio, lleva a cabo una mirada al pasado, pero a modo de relectura de la conocida obra de Falconet, el Cupido sentado, tan inocente por un lado pero tan perverso por el otro. En Hollow, donde se ven las columnas del templo arcaico dórico de Apolo en Corinto, hay ironía en esa referencia a un pasado definitivamente perdido, una época, a pesar de su rudeza, quizás más noble y más inocente. En la serie Humbugs juega irónicamente a hacer un catálogo de expresiones individuales a partir de fotografías y recortes de prensa históricos.
© Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 4 de diciembre de 2009.
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