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Expresar lo que no se puede decir Grabado. José Manuel Ciria. Museo del Grabado Español Contemporáneo. C/ Hospital Bazán, s/n. Marbella. Hasta el 12 de agosto de 2005. Al igual que aquella joven muchacha de una pequeña ciudad alemana de la que habla Hermann Bahr en su libro «Expresionismo», que pintaba, sin conocerlos en absoluto, al estilo de Matisse y de Picasso, y que además realizaba esa actividad porque no tenía más remedio, porque le salía de lo más hondo de dentro de sí y no podía hacer casi ninguna otra, asimismo José Manuel Ciria (Manchester, 1960) cumple los dos principales requisitos que para Bahr son precisos para ser pintor: hacer eso porque no le queda más remedio que hacerlo, porque le embarga una necesidad compulsiva, y pintar como pinta porque no puede hacerlo de un modo distinto a como lo hace. Junto a ese perfil primario, Ciria reúne otras dos características en su personalidad como pintor: en primer lugar, su dimensión teórica, que se concreta en los textos periódicos que escribe sobre la naturaleza de su arte y los rasgos distintivos de su estilo; en segundo lugar, la importancia que concede a los procedimientos técnicos, a eso que llamamos «cocina», al uso concienzudo y riguroso de los materiales y de los soportes, a la combinación en proporciones adecuadas de los pigmentos, los aditivos y los aglutinantes. Estos son los aspectos esenciales de un artista que ha hecho de la forma abstracta basada en lo que él mismo ha llamado «Automatismo Deconstructivo Automático», su expresión natural y propia, una forma vinculada a la gramática del expresionismo abstracto, pero no por eso menos original e inconfundible: orgánica, gestual, matérica, textural, geológica y sanguínea. Ahora, con motivo de la edición del primer volumen de su obra gráfica, correspondiente al periodo 1991-2005, el Museo del Grabado de Marbella, que junto con el Ayuntamiento de Cádiz es coautor de esta cuidada edición, ha organizado esta muestra en la que se exhiben algunos de los grabados más representativos de Ciria hasta el momento, que, del mismo modo que ocurre con su pintura, también ofrecen una atención especial a los procesos de edición y de estampación, pues Ciria se implica a fondo en el trabajo de taller, eligiendo no sólo los papeles y las matrices, sino sumergiéndose en la experimentación y en el conocimiento de las técnicas gráficas, hasta la estampación digital sobre lienzo en la que ha estado interesado últimamente. Pero este artista al mismo tiempo tan volcado en lo artesanal y tan conceptual, a diferencia de lo que ocurre en muchos otros creadores para quienes la obra gráfica posee vida independiente, ha convertido el grabado en una prolongación de su pintura, una ilustración de ella, pues lo que busca en él es exactamente lo mismo que busca en su pintura: idéntico vocabulario, idéntica sintaxis, la misma gramática. Dicho de otra manera: José Manuel Ciria se cita directamente, cita a su pintura cuando hace grabado, algo que no sólo es evidente en sí mismo, contemplando su obra, sino que se refuerza por el hecho de que nunca escribe sobre su obra gráfica. Tanto si usa la serigrafía, el aguafuerte, la aguatinta, el carborundo o la estampación digital, el resultado es excelente. Unas veces son los delicados matices, los diversos tonos y los sombreados, otras los efectos como de coagulación, densificación y calcificación con apariencia fosilizada o calcárea, otras la investigación de las posibilidades compartimentales del plano pictórico, otras, en fin, la expresión volumétrica y corpórea de los elementos, pero siempre se mantiene incólume y explícito su particular lenguaje y su apasionada e incondicional entrega a la pintura. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 3 de junio de 2005
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