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De analogías y paradojas Pintura. Ángel Mateo Charris. Analógico. Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 22 de junio de 2009.
Conocido desde
1986, la carrera artística de Ángel Mateo Charris (Cartagena, Murcia, 1962) se
empezó a consolidar hacia 1992, cuando realizó sus primeras exposiciones
importantes, habiendo alcanzado en la actualidad uno de los puestos más
relevantes entre los
Su pintura limpia y nítida, de pincelada clara, transparente unas veces, espesa y opaca otras, refleja, como si dijéramos, el carácter no aburrido de la cotidianidad. Como si el transcurrir de las horas y de los días no estuviese presidido por la rutina o la monotonía, sino que estuviese aderezado por lo imprevisto y lo sorprendente. El cuadro, en este aspecto, que mejor recoge las intenciones estéticas e intelectuales del pintor, quizá sea el titulado Desasosiego, cuyo protagonista, aunque semeja ser un personaje de los cuadros de Hopper durante los años de la Depresión, oculta también algo procedente de los heterónimos de Pessoa; en cualquier caso, se trata de un empleado, un viajante, un representante, o lo que sea, que se dirige, o así lo parece, con paso firme hacia un acantilado, para precipitarse en el vacío. ¿Es el vacío de la existencia el que lo conduce a tan radical decisión? La nota discordante, diríamos que incluso perversa, es la cara sonriente del fondo, que convierte una decisión trágica en un acto tragicómico. Los encuadres casi fotográficos de otras composiciones, como Seattle, o la referencia magrittiana, caso de El ojo que pinta, se complementan con el poder simbólico de imágenes como La ruina de la colina o L’Odysèe, hermosa composición de atmósfera onírica, submarina y neorromántica que ve en la vida una aventura en la que hay que bajar a las profundidades, es decir, adquirir determinados compromisos.
© Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 12 de junio de 2009
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