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El neocubismo de Joan Capella Pintura. Joan Capella. Galería Nova. Málaga. Paseo de Sancha, 6. Hasta el 26 de mayo de 1999. Los sucesivos encuentros con la obra de Joan Capella (Montcada i Reixac, Barcelona, 1927) son siempre un renovado descubrimiento del puro placer de la pintura, de esa pintura sencilla y verdadera que sin estridencias y con espontánea naturalidad proclama la autonomía de los solos medios del arte, de esa en la que el creador, a partir de la directa observación de las formas de la naturaleza, funda, con el concurso del espíritu, de la propia sensibilidad estética y del madurado conocimiento de la técnica, una nueva realidad, la hermosa e inefable realidad plástica. Rafael Santos Torroella, que ha seguido desde sus inicios la coherente y sosegada evolución de la pintura de Capella, ha destacado en más de una ocasión su procedencia del cubismo, pero antes que esta herencia se advierte en ella ese exquisito gusto en la aplicación del color, dominio de la composición y excelencia en la construcción de la forma característicos de esa rara estirpe de maravillosos pintores que son, entre otros, los Benjamín Palencia, Pancho Cossío, Cirilo Martínez Novillo, Agustín Redondela, Rafael Zabaleta o Godofredo Ortega Muñoz. El cubismo de Capella, en realidad, si puede llamarse así, una especie de neocubismo de intensas resonancias poéticas presidido por suaves y delicadas armonías cromáticas, se halla tamizado por su estrecho contacto, entre 1965 y 1972, con algunos de los más eximios representantes de la Escuela Española de París, como Francisco Bores, Hernando Viñes y Joaquín Peinado. Nada mejor para comprobarlo que ver los cuadros de esta preciosa exposición, desnudos, bodegones y paisajes realizados en el último año, en los que las masas, de rasgos siempre esenciales y silueteadas a veces por trazos poco profundos hechos con la punta del pincel, que contrastan con la tersura uniforme de las superficies resueltas con la espátula, se integran sin dificultad en un espacio limpio y luminoso de tonos nacarados, rosas, malvas, azules, verdes, rojos y amarillos. ©Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 25 de mayo de 1999
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