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El minimalismo gráfico de Manuel Cabello Grabado. Manuel Cabello. Taller Gravura. Málaga. C/ Coronel, 3. Hasta el 17 de abril de 2006.
Dedicado desde principios de los noventa a la escenografía teatral,
probablemente el trabajo artístico que más tiempo le ocupa en la actualidad, el
pintor Manuel Cabello (Padul, Granada, 1960) reúne en esta pequeña muestra una
selección de sus grabados de los
Porque, efectivamente, algo relacionado con los orígenes de la agricultura y con el cultivo de los campos hay en estos espacios desnudos y desornamentados, esquemáticos y abstractos, silenciosos y hondamente poéticos, de una poesía sencilla, despojada, minimalista. En unos vemos pares de cuadrados vacíos con un único punto en el centro, esto es, nada menos que la conjunción de dos de los cuatro símbolos fundamentales según G. de Champeaux, el cuadrado y el centro, con la idea de repetición. Esta idea de repetición enfatiza aquí las propiedades simbólicas del cuadrado, como representación de lo terrestre, de los cuatro puntos cardinales y de las cuatro esquinas del Universo, figura antidinámica que simboliza la detención y el estatismo, pero también subraya el simbolismo del centro, entendido aquí como el ombligo de la tierra, según vemos en algunas estatuillas africanas. En otros grabados vemos de nuevo el cuadrado, pero dividido en una red invisible de dieciséis celdas, remarcándose nueve puntos en el interior. El nueve, por ser el último número de la serie de las cifras, anuncia a la vez un fin y un nuevo comienzo, es decir, la idea de nacimiento, germinación y muerte. Es lo que ocurre en Brotes, una obra cuya simplicidad geométrica resume la noción plástico-visual de Manuel Cabello. En cambio, Rumbo es la única pieza en la que está más presente la idea de movimiento, de alteración y de dinamismo, sugerido por las líneas diagonales y la mancha irregular de la zona inferior. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 31 de marzo de 2006
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