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Paisajes soñados Pintura y grabado. Christian Bozon. Centro Cultural Provincial. Málaga. C/ Ollerías, s/n. Hasta el 9 de septiembre de 2005.
No es esta la
primera vez en que Christian Bozon (Lons Le Saunier, Francia, 1969), experto
grabador que desde 1995 desarrolla su trabajo en el taller Gravura, expone
conjuntamente sus últimas pinturas junto con sus más recientes grabados
calcográficos. Al pronto se advierte la desenvoltura y
Los grabados, en cambio, resaltan por su pericia técnica y por su contenida poesía. Bozon no gusta del aguafuerte, pues, como él mismo ha dicho en alguna ocasión, su laboriosa ejecución no va bien con su carácter, más abierto a la investigación y a la experimentación. Sus técnicas favoritas son la aguatinta y el barniz blando, aunque tampoco desecha usar la punta seca cuando el motivo lo requiere, pero siempre se trata de trazos muy concretos. Más que en términos de línea, como afirma Francisco J. Palomo en el documentado texto de presentación del catálogo, la obra gráfica de Bozon hay que entenderla en términos de luz y de color, pero en su caso, a pesar de los orígenes franceses y el peso de esa tradición y esa cultura a la que sigue muy vinculado, hay que admitir una paulatina absorción de las tonalidades del sur, no tanto a través de la tradición pictórica gala desde Delacroix hasta Matisse, cuanto a través de una interpretación muy personal, muy exquisita y delicada de los colores, la misma que le lleva a emplear tres planchas en el proceso de ejecución, una para el azul y otras dos para el rojo y el amarillo, surgiendo de ahí infinitas combinaciones. Si en la realización de las tres matrices comienza por el tono más frío, el azul, esta plancha es la última en la estampación. La costumbre de reciclar y reutilizar planchas de trabajos anteriores deja esa miríada de signos, de rayas y de líneas que hace vibrar la composición y darle vida, del mismo modo que superpone intencionadamente un color encima del otro junto a los bordes, otorgándoles a las masas geométricas y a los planos una irregularidad llena de gracia y de movimiento. Por lo que se refiere a su sentido, estos paisajes, por lo mismo que son paisajes soñados son paisajes ideales, utópicos, resultado de la contraposición entre el mundo de la naturaleza y el de la gran ciudad, en el fondo una aspiración imposible. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 9 de septiembre de 2005
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