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Meditaciones metafísicas Provisto de nuevos símbolos iconográficos, Pablo Alonso Herraiz continúa su indagación acerca de la condición humana. Pintura. Pablo Alonso Herraiz. Galería Marín Galy. Málaga. C/ Duquesa de Parcent, 12. Hasta el 10 de junio de 1998. Los antecedentes más inmediatos de esta individual, la sexta en la trayectoria de Pablo Alonso Herraiz (Sevilla, 1965), se remontan al importante giro que experimenta su pintura en el transcurso de 1996, cuando el singular mundo poético, de apariencia primordial e infantil, que la había caracterizado durante toda la primera mitad de los noventa —y que a su vez había llegado a su punto álgido en octubre de 1995, pero también precisamente por ello a ofrecer signos visibles de agotamiento en sus posibilidades de desarrollo, según revelaba el incipiente manierismo de las formas y de los elementos simbólicos utilizados— empieza a verse de modo progresivo sustituido, de una parte, por un discurso racional centrado principalmente en la reflexión de la condición humana, sintetizada en ese momento en el complejo y polisémico personaje de Pinocho, metáfora del relativismo de los conceptos de verdad y mentira, y, de otra, en lógica correspondencia con la cogitación misma, por una creciente estructuración geométrica de la composición y por una limitada huida, ya que nunca se abandona por completo, del sentido de lo informe y primigenio, según pone de manifiesto la mayor definición de las líneas del dibujo y la identificación visual de los objetos representados. La
propuesta actual, por tanto, sólo cabe entenderla como la serena meditación de
los problemas surgidos entonces. Meditación, y desde esta perspectiva el arte
de Herraiz © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 23 de mayo de 1998
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