Panorámicas urbanas

Pintura. Javier Peinado Huertas. Ciudades de silencio.

Galería Henarte. Málaga. C/ Comandante Benítez, 7. Hasta el 25 de noviembre de 2006.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla hace seis años, Javier Peinado Huertas (Málaga, 1976) lleva algún tiempo interesándose por la imagen de la ciudad, mejor dicho, por amplias panorámicas urbanas donde abundan las perspectivas profundas, los paisajes metropolitanos a vista de pájaro y los picados muy acentuados. Pero, como puede comprobarse en esta individual de obra última, en la que emplea indistintamente óleo y acrílico, la mayor parte de las veces mezclados, diluyendo en ocasiones la materia pictórica y aplicándola empastada y densa otras, a Peinado Huertas no le preocupa el ajetreo de la ciudad, el movimiento ciudadano con su ir y venir incesante de vehículos y viandantes, esto es, no está interesado en una imagen «impresionista» de las ciudades que visita, al modo de Monet o de Pisarro, que estaban ávidos de captar el espectáculo de la vida moderna, sino que ofrece unas panorámicas donde el protagonista absoluto es el trazado urbano de la ciudad, los ejes principales que la configuran, la disposición arquitectónica de determinados barrios o el silencio de algunas vías solitarias, pero huyendo siempre del tintineo de los anuncios luminosos, del resplandor de las luces de neón o del fulgor de la noche.

Sus ciudades están captadas de día, y en ellas no se distinguen ni personas ni automóviles. Esto es especialmente palpable en sus perspectivas urbanas de su ciudad natal, entre las que encontramos dos ejemplos especialmente sobresalientes, ambos colocándose el pintor casi desde el mismo punto de observación, el barrio de Pinosol, dejando derramar la mirada sobre el Camino Nuevo y Conde de Ureña, con sus casas y chalés de baja altura que empiezan a ser devorados por las nuevas construcciones de bloques de viviendas impersonales y estereotipados. Pero la pincelada de Peinado Huertas, el diseño general de sus composiciones, no pretende ser minucioso o detallista, sino todo lo contrario, un bosquejo rápido del asunto, lo que no significa que esté dominado por la fugacidad. Son los volúmenes esbozados de los edificios, las medianerías, las azoteas y los tejados rojizos, las arterias, las que estructuran y proporcionan consistencia al cuadro. Sólo hay un único ejemplo en el que sí se aproxima más a un propósito estético a medio camino entre la fugacidad impresionista y la gestualidad expresionista, una contundente visión en negro de las grúas del puerto de Málaga, una pintura rasgada y de siluetas fantasmagóricas que sólo pretende ser un trozo de pintura pura.

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 17 de noviembre de 2006